Wednesday, April 08, 2015

Días de Ocio!

Pues bien… en estos días de des quehacer, ocio y  desempleo,  admito con singular deleite, que he dado rienda suelta a muchas cosas que mi memoria, el automatismo y las prisas del día a día, me habían hecho olvidar, cuan disfruto. La fondita de mi casa abre sus puertas desde las 2:30 para recibir al primer comensal, mi gemela, quien como ratita de laboratorio devora las pócimas que esta novata cocinera prepara, lo anterior, sin queja alguna;  al tiempo que sincronizamos conferencia telefónica para el chisme time con la afamada Cheché,  y justo como las novelas, nos quedamos siempre con algo en el tintero, una hora nunca es suficiente cuando se platica de todo y nada a la vez, mi segundo comensal alias “Caroncio”, hace acto de presencia enseguida, y aunque mi estómago aún no se adapta a ingerir alimentos hasta las 3:15, siempre es un gusto prolongar mis jugos gástricos para hacerlo juntos (comer, estamos hablando de comer con “M”), -Ah! es una chulada comer en casa- repite Jorge a diario antes de cerrar la puerta.
El café de cada mañana, resultó ser un severo terapeuta  que me cuestiona y replantea insistente e impaciente ¿Qué chingados hacemos ahora? ¡Ay del pobre! cuando me echa esa mirada fuerte e inquisitoria con un dejo de reproche, pues apresuro el trago y de a sorbos laaargos lo ingiero para dar por terminada la sesión lo antes posible; en ese sentido, mi psicólogo de cabecera, el buen Pepe, era un poco más indulgente.
Adoro las caminatas breves y coquetas de platica sin fin, las mañanas musicales, la sobremesa, la camaradería de hermanos, las noches de tertulia  y  tardes de lectura, el momento de raptar a los sobrinos, abrazarlos, llenarme de su risa contagiosa, gritos, ocurrencias o su simple presencia, así, sin prisas, sin sentir que la próxima vez que los vea me habré perdido de algo; los sábados de tennis, los jueves ensayo, los martes de alitas y domingos de bazar. Diría Jatsi, pues siempre si tienes agenda apretada. Y  aunque pareciere un tanto despreocupada de los menesteres para ganarme el sustento, lo cierto es que también, muchas cosas han salido de mi querido control, de mi amada rutina, de esa zona tan segura y tan parte de mi; de pronto… enfrento a bordo de cuatro ruedas miedos añejos, circulo entre tráfico, calles, avenidas y  glorietas que no se ni como se llaman, mucho menos como se agarran, carezco de horarios, calendarios y motivos para madrugar -más que espantar las palomas que se aparean en mi ventanal-.
Quede  a la deriva y sujeta a que midan mis capacidades en breves entrevistas, como si así se pudiera evaluar la experiencia adquirida, al tiempo en que intento plasmar en un pedazo de papel  lo que dejaron 10 años de vida laboral en un mismo lugar,  y en que parte consigno los amigos adquiridos, los vínculos forjados, el compañerismo entrañable y las verdaderas referencias de  valía e integridad, no, no hay lugar ni espacio para ello en un papel.   
Muchos preguntan si estoy bien? Si ya encontré trabajo?  Que como me va en la ciuda? Y aunque desconozco si es el afán cortes o un  genuino interés,  me es grato escribir y compartir  que justo al terminar el día,  una parte de mi me dice que quizás,  no fui la mujer más ejecutiva, ni tampoco la más lucrativa,  pero sin duda alguna,  encontré a la yara en versión  más divertida. 

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